Ambiguo es cada vez que me dices: “puede ser, quizas, tal vez”, o ese típico “mmm” tuyo.
Ambigua es esa media sonrisa que pones por teléfono cuando hablas conmigo. Ambiguo es lo que sientes, porque estas en medio de algo que quieres y temes aceptar.. Pero lo único que no es ambiguo es mi intención de terminar con todo aquello.
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